martes, 8 de enero de 2013



Aunque no me he visto nunca llorar de emoción, ni nunca he observado como exploto en lágrimas en momentos de tensión. No conozco mi cara de enamorada. No tengo ningún recuerdo de mi cara extasiada. Desconozco mi sonrisa más pícara o la más sincera, la forma en la que te observo mientras hablamos. Sé que nunca llegaré a observar mi espalda o mi forma de andar. Nunca tendré la oportunidad de tener una primera impresión de mi misma, nunca llegaré a conocerme por primera vez.