sábado, 10 de agosto de 2013


Si me miro en el espejo, sé que lo que veo es mi forma física, mi "yo" exterior. No obstante, lo sé de una forma distante y extraña, es un saber implantado desde mi niñez. Un saber que se forjo en que de pequeña alguien me dijo que esa  forma era yo al enfrentarme al espejo. No lo cuestiono, desde luego, porque esa forma aparece cada vez que me asomo, pero es raro.

Mi cuerpo debería reflejar todo lo que siento por dentro ¿no?

Si me miro en el espejo, sé que lo que veo es mi forma física, mi "yo" exterior. No obstante, lo sé de una forma distante y extraña, es un saber implantado desde mi niñez. Un saber que se forjo en que de pequeña alguien me dijo que esa  forma era yo al enfrentarme al espejo. No lo cuestiono, desde luego, porque esa forma aparece cada vez que me asomo, pero..., es raro.

martes, 8 de enero de 2013



Aunque no me he visto nunca llorar de emoción, ni nunca he observado como exploto en lágrimas en momentos de tensión. No conozco mi cara de enamorada. No tengo ningún recuerdo de mi cara extasiada. Desconozco mi sonrisa más pícara o la más sincera, la forma en la que te observo mientras hablamos. Sé que nunca llegaré a observar mi espalda o mi forma de andar. Nunca tendré la oportunidad de tener una primera impresión de mi misma, nunca llegaré a conocerme por primera vez.












miércoles, 11 de abril de 2012

Tengo sueño,
 un sueño que va más allá de la simple necesidad de descansar inconsciente por unas horas.

Tengo sueño,
 un sueño que me impide y a la vez me empuja a llegar hasta el final.

martes, 28 de febrero de 2012

¿Dónde estás?

En un mundo tan grande, ella se sabe pequeña e insignificante.
Las horas pasan lentas desde su cama, fugaces recorren las semanas el calendario.
Espera algo que no llega, espera algo que no acierta a comprender.
Ve como las luces se apagan. Mientras se pregunta a dónde han ido a parar sus sueños.
No existe el color, ni el blanco, ni el negro. Guarda a su alrededor mil cosas que a ella ya no le sirven.
A través de sus zapatos distingue la textura de las aceras mojadas. A ratos ya no siente nada.
Gira la esquina de su habitación y encuentra sus miedos sobresaliendo de su maleta mal cerrada.
Escucha los relámpagos y es consciente de la hora. Una hora más, una hora menos, piensa.
Entorna los ojos, apaga la boca. Tiene tantas cosas por hacer que no hace nada.
Las luces vuelven a apagarse, la música cesa. Algo parece vibrar y no es ella.
Cuando vuelve a la consciencia está de pie sobre la cama, no hay muebles, ni ventanas. Llueve.
No es un sueño. Al despertar está empapada. ¿A qué espera?


lunes, 6 de febrero de 2012

Hay una puerta, tras esta otra, otra y otra. 
Abro con esfuerzo la primera, y encuentro la siguiente cerrada. Más cerrada que la anterior que ya estaba bastante bien cerrada. Me desespero sentada, he adoptado el silencio como método de vida. 
Una vida mediocre que vive una persona mediocre. 
Vuelvo a sentir el vacío que hay en cada paso dado, el vacío que hay en cada paso por dar. Sé que aún me queda tiempo, un tiempo que tengo que gastar, necesariamente. Pero la forma de ocuparlo no me hace feliz, ni infeliz, por ahora. Las puertas cada vez son más pesadas y mis brazos cada vez están más cansados. Hay un reloj coronando cada puerta, un reloj que va hacia atrás.  Siento la obligación de superar cada etapa a su tiempo, y en realidad yo no soy capaz. No lo soy, porque no lo siento. Porque mis brazos no tiran con fuerza porque mi cabeza así lo manda. 
Mi cabeza, ese es el gran problema no los brazos, no los pasos, no las puertas. Mi cabeza, yo.



sábado, 13 de agosto de 2011

miércoles, 3 de agosto de 2011







                         Da igual si ríes
                                        o lloras,
                                   nada va a cambiar.








                                           

martes, 24 de mayo de 2011

Has vuelto, pero dime: 


¿Es solo por navidad?


No dices nada, callas.


Quizás porque te pregunto sin articular palabra, observándote desde lejos. 
Y tú silencio al devolverme la mirada responde mis miedos.


Más silencio, aún más.




Tengo miedo, miedo de que vuelvas, de que vuelvas y remuevas esta casa:
De que las luces estallen, de que los muebles caigan, que los cristales se rompan y las habitaciones se inunden de lágrimas y cuerpos mutilados.


En esta casa que una noche dejaste; que dejaste con dos corazones rotos a la espera de escuchar un motor que se alejaba. 
Que se alejaba, como tú. Como tú.