miércoles, 11 de abril de 2012

Tengo sueño,
 un sueño que va más allá de la simple necesidad de descansar inconsciente por unas horas.

Tengo sueño,
 un sueño que me impide y a la vez me empuja a llegar hasta el final.

martes, 28 de febrero de 2012

¿Dónde estás?

En un mundo tan grande, ella se sabe pequeña e insignificante.
Las horas pasan lentas desde su cama, fugaces recorren las semanas el calendario.
Espera algo que no llega, espera algo que no acierta a comprender.
Ve como las luces se apagan. Mientras se pregunta a dónde han ido a parar sus sueños.
No existe el color, ni el blanco, ni el negro. Guarda a su alrededor mil cosas que a ella ya no le sirven.
A través de sus zapatos distingue la textura de las aceras mojadas. A ratos ya no siente nada.
Gira la esquina de su habitación y encuentra sus miedos sobresaliendo de su maleta mal cerrada.
Escucha los relámpagos y es consciente de la hora. Una hora más, una hora menos, piensa.
Entorna los ojos, apaga la boca. Tiene tantas cosas por hacer que no hace nada.
Las luces vuelven a apagarse, la música cesa. Algo parece vibrar y no es ella.
Cuando vuelve a la consciencia está de pie sobre la cama, no hay muebles, ni ventanas. Llueve.
No es un sueño. Al despertar está empapada. ¿A qué espera?


lunes, 6 de febrero de 2012

Hay una puerta, tras esta otra, otra y otra. 
Abro con esfuerzo la primera, y encuentro la siguiente cerrada. Más cerrada que la anterior que ya estaba bastante bien cerrada. Me desespero sentada, he adoptado el silencio como método de vida. 
Una vida mediocre que vive una persona mediocre. 
Vuelvo a sentir el vacío que hay en cada paso dado, el vacío que hay en cada paso por dar. Sé que aún me queda tiempo, un tiempo que tengo que gastar, necesariamente. Pero la forma de ocuparlo no me hace feliz, ni infeliz, por ahora. Las puertas cada vez son más pesadas y mis brazos cada vez están más cansados. Hay un reloj coronando cada puerta, un reloj que va hacia atrás.  Siento la obligación de superar cada etapa a su tiempo, y en realidad yo no soy capaz. No lo soy, porque no lo siento. Porque mis brazos no tiran con fuerza porque mi cabeza así lo manda. 
Mi cabeza, ese es el gran problema no los brazos, no los pasos, no las puertas. Mi cabeza, yo.