sábado, 10 de agosto de 2013


Si me miro en el espejo, sé que lo que veo es mi forma física, mi "yo" exterior. No obstante, lo sé de una forma distante y extraña, es un saber implantado desde mi niñez. Un saber que se forjo en que de pequeña alguien me dijo que esa  forma era yo al enfrentarme al espejo. No lo cuestiono, desde luego, porque esa forma aparece cada vez que me asomo, pero es raro.

Mi cuerpo debería reflejar todo lo que siento por dentro ¿no?

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